El juego nos situa en los años 80, cuando Nueva York era más una bestia que una ciudad. Beat Cop nos transporta hasta el barrio de Brooklyn.
Somos Jack Kelly, un detective degradado hasta el nivel más bajo del
escalafón policial y olvidado por nuestros compañeros, tras ser acusado de robo y asesinato.
Nuestro nuevo jefe nos odia, nuestra mujer nos ahoga con el dinero, y
entre todo este entuerto tenemos que averiguar quien demonios nos ha
tendido esta magistral emboscada y nos ha llevado a la situación en la
que estamos. El cuadro es digno de admirar.
El juego consiste en objetivos cíclicos orientados a períodos de tiempo específicos mientras mantenemos un objetivo global, supervivencias versus descubrir quien se esconde tras este complot. Misiones rápidas y directas pero de goteo constante. No estaremos ante un día extraño de trabajo si empezamos únicamente con el objetivo de poner un número determinado de multas y hemos acabado asistiendo a un tiroteo, haciendo la compra de una ancianita y apostando en una partida de póker. El juego guía pero no obliga, haciendo mención constante al respecto.
Beat Cop puede resultar abrumador en sus primeros compases al ofrecer un exceso de responsabilidad sobre el jugador. A
pesar de que la toma de decisiones es algo intrínseco al videojuego en
su pura esencia, no nos engañemos, toparte de bruces contra la toma de
decisiones en primera instancia no es algo trivial y menos cuando esto
se convierte en la tónica constante del juego y en su verdadera esencia.
¿Aceptar un soborno, si o no? ¿Retirar una multa o alguien?¿Ayudar a
una joven ciudadana a recuperar su gatito?.
Pero la sensación rápidamente se difumina
dejando tras cada día una cuantificación numérica de nuestra decisión.
Cómo en Papers, Please, Beat Cop pasa por caja al final de cada uno de
los 21 días que el juego nos marca para resolver este intrincado
rompecabezas. Tendremos nuestras bonificaciones, nuestro sueldo,
tendremos que pagar nuestras deudas y, muy importante, ver como nuestras
decisiones han afectado a nuestra relación con las bandas locales, sí,
efectivamente, italianos y personas de color, estereotipos al poder. Es una
forma simple pero intuitiva y directa de la acción reacción de nuestros
actos ofreciendo, por lo tanto, una libertad absoluta a nuestro
subconsciente para prever e intuir como nuestras acciones afectarán a
los acontecimientos venideros, un mantra constante que nos acompañará a
cada momento.
Y esta ambientación de colegueo callejero, del todo vale, del hotdog de carrito encajan a la perfección con esta estética pixelada y colorida. 11 bit studios inunda la pantalla de nuestro PC con cientos de detalles al unísono,
la gran mayoría de ellos totalmente interactivos y con los que más
tarde o temprano deberemos interactuar. Vehículos, transeúntes,
edificios, tiendas, callejones, tiroteos, asesinatos. Cierto que a fecha
de hoy el juego presenta ciertos errores a nivel técnico que se deberían solventar
y que afecta a la experiencia de juego. Hablamos de esos personajes que
sufren de constantes espasmos al acercarnos a ellos y que imposibilitan
la interacción, una interacción necesaria para cumplir una misión o un
recado.
Sumergirse más o menos en la ambientación
del juego dependerá de cada uno de nosotros pero lo cierto es que
estéticamente y a nivel técnico el juego nos da herramientas más que suficientes para realmente hacernos sentir como un auténtico policía
y meternos de lleno en la piel del agente Kelly. Y nos meteremos de
lleno por que si en algo son buenos los compañeros de 11 bit studios es
en transmitir. En esta ocasión Beat Cop nos ofrece un paréntesis, un
oasis de humor agridulce, suburbano, decadente ciertamente pero con un
desparpajo underground que se verá reflejado en muchas de la salidas de tono con las que nos sorprenderá el bueno de Jack.
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